Érathis

lunes, 30 de agosto de 2010

Y después de la capacitación... ¿Qué?

Llevo ya algunos años en el mundo de la capacitación y debo confesar que siento una motivación especial cada vez que estoy al frente de un grupo de personas. Tardé algunos años, como muchos, en entender y ver con nitidez mis sueños, mis metas . ¿Acaso no sucede que creemos que vamos por el camino correcto y luego sucede algo que cambia el rumbo de nuestras vidas? No hay nada mejor que hacer lo que a uno le gusta, sentir pasión por tu trabajo... eso es lo que marca la pauta. Lo primero que le pregunto a un participante en una sesión es si le gusta lo que hace...

Considero que capacitar es mucho más que pararse al frente de una audiencia y hablar de conceptos y modelos. Ahora las empresas son mucho más conscientes de sus necesidades y de sus presupuestos también. Las áreas de Capital Humano o Recursos Humanos, como aun le llaman, elaboran sus planes de capacitación en función a los objetivos estratégicos y ponen, cada vez mayor énfasis en las competencias que se requieren desarrollar para lograr dichos objetivos. También hay de las otras... que solicitan programas sin tener identificadas sus necesidades y básicamente tratan solo de justificar sus partidas presupuestales.

A través de los programas y talleres que realizó he podido confirmar que el aspecto clave en el aprendizaje se da en el proceso de transferencia, es decir cuando los participantes vuelven a sus oficinas motivados y dispuestos a aplicar lo aprendido. Lamentablemente, por lo general se encuentran con un "muro" en referencia al sistema, representado casi siempre, por sus jefes, quienes los reciben con palabras como: "¡Bueno ya se capacitaron ... ahora guarden sus separatas y a seguir trabajando¡... eso significa ya dejen la teoría que tenemos cosas importantes que hacer.

El retorno de una persona que acaba de recibir una capacitación requiere complementarse, facilitándole las condiciones para que pueda aplicar lo aprendido, esto significa, darle la oportunidad por ejemplo, de replicar, a sus compañeros, a través de una dinámica, diseñar proyectos de mejora que agreguen valor, plantearles retos, desafíos, línea de carrera y todo aquello que contribuya a su desarrollo en la empresa, de lo contrario terminarán frustrándose una vez más.

Con relación al proceso de capacitación, desde el momento en que defino el objetivo, diseño los contenidos, las dinámicas, todo esto genera en mi una emoción tan grande... un verdadero reto. Cuando estoy en frente de los participantes, no se trata de probar que tan bueno puedo ser, ni hacer alarde de conocimientos, de imponer mis ideas. Se trata de entender sus necesidades, sus motivaciones, despertar sus inquietudes. Ahora puedo decir que cualquier aporte que recibo de parte de ellos es un aprendizaje muy valioso que me sirve de mucho para ajustar los contenidos, las dinámicas, etc. Podría decir que he aprendido a hablar menos y escuchar más para proponer mejores alternativas de solución.

Soy consciente que muchas de las personas que asisten a una capacitación, están ahí por muchas razones. Desde los que fueron enviados por sus empresas con amenaza de descuento, hasta los que fueron a recibir un cartón y no dejan de mirar el reloj para que se pase pronto. Por supuesto que hay muchas personas que quieren realmente aprender y dejar de lado sus paradigmas... que bueno ¿verdad? Es frecuente encontrarme con participante desmotivados, escépticos, que llevan la interrogante "tatuada" en la frente, pensando para que han asistido.

La capacitación debe ser entendida como un proceso donde tanto la empresa como el consultor, comparten la responsabilidad de lograr los objetivos. Pretender que un taller solucione todo los problemas es engañarse a si mismo y gastar su dinero, se requiere de un programa sostenido de mediano y largo plazo. Insisto que una cuota mayor de humildad en muchos jefes y gerentes sería un gran paso y reforzaría el concepto de inversión que tiene la capacitación, en la actualidad. Estoy seguro que existen jefes que si apoyan el crecimiento de sus colaboradores y brindan además los espacios y el tiempo que requiere un proceso de aplicación del aprendizaje, ¡felicitaciones por ello!.

Para los que siguen pensando que capacitar es un gasto, espero que no se sorprendan si la tasa de rotación siguen en ascenso, si mañana su mejor trabajador se presenta con la carta de renuncia bajo el brazo. Las personas quieren sentirse respetadas, recuperar su dignidad, formar parte de un proyecto, ser reconocidas en su total dimensión. La soberbia en una de las peores barreras en cualquier comunicación y parece que sigue prevaleciendo en muchos gerentes que no han logrado comprender su verdadero rol en la empresa, que tienen la oportunidad de cumplir su misión; en otras palabras, dejar "huella" en cada paso que dan, no obstante prefieren dejar "cicatrices" en la vida de muchos de sus colaboradores.

Apuesten por capacitar a sus trabajadores y dejen que liberen sus conocimientos, sus experiencias y motivaciones. Es muy gratificante reconocer una empresa que basa su crecimiento en el conocimiento de su gente, en el desarrollo del talento. Por el contrario, es triste seguir viendo organizaciones que siguen creyendo que las personas están ahí solo para trabajar (hacer) y no para pensar.. felizmente son cada vez menos... y de persistir en ello, van camino a la extinción.

Hasta la próxima!

martes, 24 de agosto de 2010

¿Qué pueden esperar los empleados de su empresa?

Uno de los temas que generan mayor controversia dentro de una organización es encontrar el equilibrio perfecto entre lo que debe dar la empresa y lo que deben recibir los empleados. Por lo general, las empresas que se preocupan por satisfacer las necesidades reales de sus trabajadores, encuentran un ambiente propicio para trabajar y pueden esperar rendimientos superiores en ellos. Por su parte las organizaciones que se preocupan más por reducir los costos, congelar las remuneraciones... es decir buscar "más por menos" difícilmente encontraran la respuesta que esperan.

Como lo manifiesta Pablo Ferreiro y Manuel Alcazar en su libro "Gobierno de personas en la empresa" si la empresa exige a un empleado un rendimiento de veinte a cambio de diez, siempre habrá un competidor que quiera ofrecerle doce, lo cual contribuirá a elevar la rotación y reducir las barreras frente a la competencia. He conocido empresas que viven obsesionadas por la rentabilidad del negocio y me parece muy bien que quieran ganar dinero, sin embargo sería bueno que los directivos, se den una vuelta por las oficinas o por la planta para ver los rostros de sus trabajadores y colocar el "termómetro" de la motivación in situ.

Cuando los empleados observan, movimiento en la planta, vendedores que sonríen, nuevas compras de maquinarias, una flota de vehículos para los gerentes, entonces se generan la expectativa que también se verán beneficiados, si luego de un tiempo no se ven mejoras en sus "sobres" entonces se enciende la llama de la desmotivación que afectará el clima laboral. Hace pocos días, conversaba con uno de los participantes de un taller de liderazgo, que pertenecía al sector público. Me comentaba el hecho que su sueldo estaba "congelado" desde hace diez años debido a una política de austeridad del gobierno. Es paradójico que nuestro país tenga uno de los índices más altos de crecimiento del mundo y sin embargo sus servidores públicos no perciban esas mejoras.

En esa sesión trataba de explicar el balance que debe existir en una organización y en particular sobre lo que puede exigir un jefe a un trabajador. Es necesario precisar que lo que puede dar una empresa depende de las necesidades humanas que se van a satisfacer con esos aportes. Le preguntaba a una participante ¿Qué tipo de reconocimiento era el que más anhelaba en su empresa? y me decía que el dinero era lo más importante. Luego de esa respuesta pasé a explicarle que si un jefe motiva solo por dinero, bonos, comisiones entre otros incentivos económicos, solo podrá reclamar cumplimiento de horarios, cuotas de ventas, entre otros incentivos económicos. Ella me preguntaba también, cuándo se le podía exigir creatividad a un empleado, le contesté que para exigir creatividad primero hay que darle capacitación, empowerment, línea de carrera, es decir todo aquello que le otorgue seguridad, poder y que satisfaga las necesidades de la inteligencia. Otro participante me preguntó: ¿Cuándo se le puede pedir lealtad a un trabajador? Tomando como base la teoría de Juan Antonio Perez López, le respondí que se puede pedir lealtad en la medida que el trabajador sienta verdadera preocupación, de parte de la empresa, por su desarrollo, cuando se les llame por su nombre y dejen de ser tratados como un código más, entonces sólo así, él estará en condiciones de identificarse y "ponerse la camiseta" de la empresa.

Una organización no le puede pedir lealtad a un empleado si ésta no es leal con él. Como subraya Pablo Ferreiro: "Si se quieren ideas hay que sembrar ideas. Si quieren lealtad hay que sembrar lealtad". Considero que existe mezquindad en muchas organizaciones, que se preocupan más por el crecimiento en las ventas y la utilidad, dejando para otro momento la motivación y el reconocimiento de las personas. No deberían sorprenderse luego, cuando se eleve la rotación del personal o cuando los resultados de las encuestas de clima sea un "pálido" reflejo de la aceptación que creían tener. No pidan compromiso ni identidad a sus trabajadores, mientras sigan operando bajo un modelo mecanicista. El verdadero potencial de una organización está en las personas que allí laboran, no en las máquinas, ni en la tecnología. El problema común es que siempre reaccionan tarde, por lo general se dan cuanta que han perdido a un trabajador valioso, cuando éste se acerca con la carta de renuncia bajo el brazo y es ahí cuando se quiere "tapar el sol con un dedo" ofreciéndole todo lo que no se le pudo ofrecer antes.

Estoy seguro que más de una persona, que lea estas líneas, sabe de lo que estoy hablando... solo espero que no sea tarde para que las organizaciones tomen conciencia del valor que tienen las personas que ahí trabajan, y que sus jefes asuman la responsabilidad de convertirse en verdaderos líderes, capaces de dirigir pensando en la productividad ¡si!... pero sin dejar de lado la moral de su gente.

Si ya decidió que "sembrar"... entonces solo queda esperar la cosecha...

Hasta la próxima!

miércoles, 18 de agosto de 2010

El precio de alcanzar tus sueños

"La felicidad no es una estación a la que se llega , sino una manera de viajar". Rescato esta frase de Margaret Lee Runbeck, porque generalmente asociamos la felicidad con el logro de metas y creemos que seremos felices... cuando tengamos la soñada o cuando realicemos ese viaje a Europa. Les pregunto a aquellas personas que tienen hoy la casa soñada, que lograron tomarse fotos al pie de la torre Eiffel en Paris, si encontraron la felicidad... y si recuerdan cuanto les duró. Considero que la felicidad está en sentirse bien con lo que uno hace y no está condicionada necesariamente a fechas especiales, ni lugares paradisíacos para experimentarla, por supuesto que recordar esos momentos serán siempre gratos.

Alcanzar tus sueños, va más allá un simple deseo, claro está que si no ponemos nuestra cuota de sacrificio, difícilmente "aterrizaremos". Es importante saber donde estas y hacia a donde vas, de lo contrario cualquier camino daría lo mismo. "Soñar no cuesta nada"... reza la frase popular, lo que cuesta es plasmarlo en objetivos concretos, ponerle "patas" y más importante aun, compartir esa visión con tu esposa o esposo, con tus hijos, con tu equipo de trabajo, es decir pasar de la automotivación a motivar a los demás. En esa línea por ejemplo, rescato un hecho concreto: Uno de los factores más comunes en las empresas que solicitan nuestros servicios de consultoria y capacitación, es la falta de buenas relaciones interpersonales, lo que deriva en un clima laboral denso y poco propicio para lograr la misión de la organización. Para conocer mejor esa realidad, me tocó, hace unas semanas, acompañar en su trabajo de campo a dos supervisores de una empresa, para obtener información sobre sus actividades, considero que tuve mucha suerte, al ponerme en la piel de ellos, porque aprendí mucho al compartirme sus deseos, ilusiones y también sus frustraciones. Fue una experiencia valiosa que nos permitió diseñar una propuesta personalizada, como "traje a la medida".

Los consultores cometemos el error de querer interpretar todo con solo una mirada y eso no es suficiente para entender la realidad de un departamento o de toda una empresa y menos para lanzar una propuesta. En la experiencia que hago mención, me llamó mucho la atención ver lo identificados que estaban los supervisores con su trabajo. Lo primero que percibí, es que realmente les gustaba lo que hacían... y eso para mi es una de las claves principales que te ponen en la ruta de la felicidad. David Fishman, señala en su libro "La alta rentabilidad de la felicidad" la satisfacción que produce servir a los demás, a pesar que casi todo lo que aprendemos desde niños, está encaminado a la búsqueda del beneficio personal. Esto me recuerda la experiencia que tuve mi padre, un año antes de partir a una mejor vida...y es que la fatiga pasa a un segundo plano cuando se trata de ayudar... no hay mayor felicidad que haber dado lo mejor de uno por alguien a quien has amado siempre.

En la vida tenemos que tomar decisiones permanentemente. Recuerdo cuando decidí emprender una nueva misión empresarial y pasar de ser dependiente a asumir la responsabilidad de llevar las riendas de mi propia empresa. No puedo negar que he ido alcanzando muchos de mis sueños, pero créanme que lograrlo no ha sido nada fácil. Ser emprendedor implica "sembrar para luego cosechar" sin embargo habrán momentos de "lluvia" y también de "sequía". Lo valioso es aprender, sobretodo de ésta última, para poder afrontar mejor los obstáculos que nos presenta la vida. Los sueños que aun no he logrado alcanzar están intactos; por ejemplo, una de las cosas que más disfruto es aportar al crecimiento de las personas, tanto en mis sesiones de capacitación como a través de los artículos que escribo. Tan solo ver las expresiones de alegría en el rostro de algún participante, cuando hacemos las dinámicas o recibir consultas y sugerencias vía email, de algún lector, me permite experimentar una gran satisfacción personal, casi incomparable.

Muchas de las personas con las cuales converso a diario, que se encuentran en la disyuntiva de elegir el camino de ser empresarios, luchan naturalmente contra sus temores, no quieren dejar su "zona de confort", no se atreven a arrojar su "vaca"... si esa la de Camilo Cruz. Todos tenemos derecho a ser felices, pero bien saben... la felicidad tiene un precio y es sinónimo de esfuerzo y perseverancia. Aquellos que siguen estirando a mano cada mañana, para esperar que las cosas caigan del cielo, pueden seguir esperando... me refiero a quienes se aferran a eslogan de publicidad como: "Baje de peso sin dejar de comer o aprenda un idioma mientras duerme". Para los que quieren lograr sus sueños aquí una sugerencia: levántense todas las mañanas pensando que ¡si es posible! ... tracen sus líneas de acción y sean firmes en sus propósitos, incluso cuando sientan que el mundo se les viene encima... es ahí cuando más deben esforzarse... las noticias positivas siempre llegan, ah!... pero recuerden que la verdadera felicidad se encuentra dentro de nosotros y se disfruta mucho más si la obtenemos sirviendo a los demás. Los dejo para que sigan soñando...

Hasta la próxima!

domingo, 8 de agosto de 2010

¿El dinero nos motiva realmente?

Vivimos permanentemente rodeados de noticias que destacan el éxito; nos conmueven las historias de personas que se hicieron de la nada y ahora yacen en la cima. Vemos por televisión, con asombro programas que describen con lujo de detalles la azarosa vida de los ricos y famosos. La otra cara de la moneda, la apreciamos cuando leemos en las tapas de los diarios y revistas titulares sobre "estrellas" que cayeron en profundas depresiones, drogas, delitos, etc. víctimas de la fama y el poder.

La presión por mantener un estatus social obliga a algunas personas a asumir riesgos y pasivos que se tornan, en muchos casos, inmanejables. Podríamos decir que el dinero es el principal elemento motivador en las personas, sin embargo los resultados de encuestas realizadas a trabajadores de empresas importantes, ubican los sueldos de los empleados nada menos que en el quinto lugar. Le otorgan más importancia a factores de motivación tales como: el aprecio por el trabajo realizado, sentirse parte de las actividades, el apoyo a los problemas personales y la seguridad en el trabajo.

El dinero genera diversas situaciones y no necesariamente relacionadas con la felicidad. Por el contrario puede despertar envidias, rencores en la familia, en el trabajo. Casi a diario podemos observar casos de familias que se destruyen por disputas patrimoniales. Vivimos comparándonos permanentemente; con el vecino, con el compañero de trabajo... ¿No han escuchado acaso comentarios como estos? "La esposa le dice al esposo, ¿Te has dado cuenta que nuestra vecina tiene un auto del año?... ¿y yo cuándo? o los hijos presionando a los padres porque en su colegio sus compañeros reciben más propina. No es mi intención definir el dinero como sinónimo de conflicto. Es innegable reconocer que el mundo se mueve con dinero... pero creer que es lo más importante, es otra cosa... sino que lo digan los famosos.

El dinero es y seguirá siendo un medio para obtener cosas materiales, el problema se genera cuando lo ubicamos como el fin de todas nuestras acciones, como el causante de la felicidad o la desdicha. Según lo explica Juan Antonio Pérez López en su teoría de la motivación, el dinero solo satisface las necesidades del cuerpo (comida, vestido, higiene) se relaciona con el TENER... la pregunta es: TENER ¿para qué? Una persona puede comprarse cinco casas pero solo puede habitar en una de ellas, puede llenar un closet de ropa pero solo posee un cuerpo para ponerse una a la vez, puede llenar la cochera de autos de lujo (como lo hacen muchos futbolistas y estrellas de la TV) y conducir solo uno. Podemos comprar toda la comida del mundo pero tenemos un estomago con capacidad limitada. Por ello se puede explicar porque muchos a pesar de tener dinero para disfrutar de lujos y comprar "medio mundo" se sienten solitarios ... saben ¿Por qué? Porque el dinero satisface el cuerpo, pero no el alma. ¿De que te serviría tener todo esto, si tienes un hijo que es infeliz en su matrimonio?

El dinero puede ayudar y mucho, si se tiene claro para que se utiliza. Por supuesto que tenemos derecho a disfrutar de nuestro esfuerzo y vivir experiencias inolvidables, no obstante puede servir también como medio para satisfacer otras de las dimensiones de la persona: la inteligencia. Por ello es recomendable leer un buen libro, compartir foros, capacitarse de manera continua. El estar bien preparados nos posibilitará generar mayores ingresos económicos (primero es SABER luego HACER), adquirir mayor seguridad en lo que hagamos... en suma ser más eficientes.

Hemos hecho mención al cuerpo y la inteligencia... pero las personas somos más que eso, claro está. Poseemos el don más preciado llamado Libertad, que no es lo mismo que independencia. Cuando digo libertad, me refiero a esa capacidad que tienen las personas para tomar decisiones... de asumir las consecuencias y no andar buscando culpables para sentirse mejor. Cada uno es libre de elegir el camino que consideren más apropiado para su vida, de aprender en cada "caída" y tener el valor de levantarse una y otra vez. Bien lo explica el Doctor Viktor Frankl, el creador de la logoterapia, cuando narra las desgarradoras historias en los campos de concentración de Auschwitz, en plena segunda guerra mundial. Señala que una persona era capaz de resistir cualquier maltrato físico, presión psicológica... pero nadie podía cambiar su forma de pensar ni el deseo de seguir viviendo... en momentos como esos, la esperanza de reencontrarse con la esposa, los hijos, terminar un proyecto inconcluso (como era su caso)...los mantuvo vivos.

Decíamos que somos cuerpo, inteligencia pero también voluntad. No es extraño ver personas dotadas de un alto cociente intelectual, que se quedan "en medio del camino" precisamente por falta de voluntad. Los padres luchamos y a veces nos desesperamos cuando tenemos un hijo "inteligente" pero "flojo" a la vez y nos cuesta mucho revertir esa situación.... por lo general decimos: ¡Que desperdicio, no se da cuenta lo que tiene, que va a ser de su vida! ... y es que la voluntad le pone pies a la inteligencia. Pérez López afirma que el motivo se hace más fuerte cuando se trata de servir a otra persona (motivos trascendentes) sino piensen en las madres que se levantan a medianoche para atender a su bebé, venciendo al cansancio o cuando un cliente necesita de su ayuda para solucionar un problema.

La verdadera motivación no se encuentra en las cosas materiales, procede de nuestro interior, no se impone, hay formas de inducir a alguien a que haga algo: darle buenos motivos que despierten el deseo de hacerlo. Según lo expresa Luca Guidarelli, "La verdadera motivación no se impone, para motivar hay que centrarse en los deseos y en las emociones y el instrumento para llevarlo a cabo es la implicación en los objetivos, los sueños, es la misión de la empresa".

Seguiremos hablando del dinero y su impacto en la motivación de las personas. Es un tema que siempre genera controversias...los que tienen fama, poder y dinero darían un minuto de su vida por poder caminar libremente por las calles, sin que nadie vulnere su privacidad, sin tener un séquito de guardaespaldas, mientras tanto los que no gozan de esos privilegios, darían un minuto de su vida por andar en un coche de lujo, navegar en un crucero o aparecer en primera plana... ¿Qué opina usted?

Hasta la próxima!

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viernes, 6 de agosto de 2010

¿Por qué se enojan los clientes?

Las empresas invierten grandes sumas de dinero en satisfacer a sus clientes, unas actúan con más consciencia que otras, seguro. Saber que el cliente es lo más importante no es suficiente para garantizar un servicio "cinco estrellas". Podría asegurar que toda persona que atiende a un cliente lo ha escuchado, la pregunta es que hacemos para pasar del saber... al saber hacer.

Por lo general nos damos cuenta si el cliente está enojado cuando vemos a una persona levantando la voz, con cara de pocos amigos... algo parecido a un toro ingresando al ruedo. Uno de los factores detonantes considero que es la indiferencia y el maltrato. Ayer por ejemplo tuve que dejar un documento en una institución del Estado y tras pasar los controles respectivos, me enviaron a una ventanilla, lo recibieron, habían tres personas, mientras yo esperaba se pusieron a revisarlo, y tras debates y llamadas internas, me dijeron que tenía que dejarlo en otras ventanilla...perdí 20 minutos.

Las instituciones del estado se caracterizan por las interminables colas, por la comunicación poco empática de sus funcionarios. Cuando tenemos que hacer un trámite en un ministerio por ejemplo, hay que encomendarse a Dios muchas veces, para que no te rechacen un documento por que la firma se salió del recuadro o porque no adjuntaste la copia o faltó un sello, etc. lo demás es historia conocida.

Para no ser injustos, quiero referirme a las personas que trabajan dentro de una institución del Estado, he conversado con muchas de ellas cuando capacito. Por lo general veo personas desmotivadas, que ven pasar los años, llevando a cuestas una rutina implacable. La mayoría no está de acuerdo con un sistema que privilegia la norma por encima de las necesidades de los usuarios (como le llaman al cliente) sin embargo, con buenas intenciones no se logra mucho. Me comentaba uno de ellos de una mamá que descargaba su cólera contra sus hijos porque no era atendida generando presión de esa forma. Las personas que acuden por un reclamo saben que se van a encontrar con respuestas como: "Lo siento señor pero la norma dice que..." " Ese no es mi problema señor, usted sabía que..."

Otro de los factores recurrentes que enojan a un cliente es la promesa incumplida. Cuando un cliente "explota" no es que se levantó con ganas de hacerle la vida imposible a la empresa, simplemente pide que cumplan con lo que se le ofreció... tan simple como eso. Cualquier persona que se siente maltratada por la indiferencia tiene como arma final hacer la "pataleta" como lo haría un bebe que no es atendido, amenazan con denunciar a la empresa, al agente y toda su parentela, se escuchan frases como esta" "De aquí no me saca nadie hasta que venga el gerente y me solucione el problema". Más allá de la queja debemos leer que esa persona está pidiendo ayuda, que lo escuchen, en suma respeto. Me comentaba un administrador de una prestigiosa tienda de autoservicios, que una señora no dejó de gritar hasta tener en frente del Gerente de la tienda, cuando llegó lo único que le pidió la dama fue que la escuchara, no quería ninguna retribución, solo que la escuchen, como si quisiera desahogar el mal rato que pasó.

En el libro la queja es un regalo de Janelle Barlow y Claus Moller plantean algunos tips de como hacer frente a una queja. No soy partidario de las fórmulas, en este caso se trata de pasos, sentido común diría, que se pueden aplicar de acuerdo a las circunstancias:
  1. Decir "gracias"
  2. Explicar porque aprecia la queja
  3. Disculparse por el error
  4. Prometer hacer algo respecto a la queja inmediatamente
  5. Solicitar la información necesaria
  6. Corregir el error rápidamente
  7. Comprobar si el cliente está satisfecho
  8. Prevenir futuros errores
Si a usted le toca atender a un cliente molesto recuerde que detrás de ese comportamiento hay una persona que le está dando la oportunidad de ayudarla realmente... no la pierda.

Hasta la próxima!

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domingo, 1 de agosto de 2010

Se Buscan Líderes

Se comenta que los líderes escasean, que son personas superdotadas, que fueron tocados por la mano divina. Si algo tengo claro es que los líderes no nacen...se hacen y con mucho esfuerzo. Existen un sinnúmero de definiciones sobre el líder. Francesco Alberoni, lo describe como "el custodio de la meta, aquel que les recuerda a todos hacia donde hay que ir y controla que el engranaje se mantenga en movimiento"

No es extraño apreciar en las organizaciones, personas que se ufanan de ser líderes, sin embargo cuando las circunstancias los ponen a prueba, no dan la talla, no poseen el talante que se requiere. En mi camino por el mundo laboral, he transitado por diversas empresas donde conocí excelentes profesionales, grandes líderes y ¡como no! los que se quedaron simplemente en la "nobleza" del título En una de ellas, recuerdo que el personal solía "temblar" cuando sabía que el dueño de la empresa haría una inspección por las plantas de producción. Yo tenía a mi cargo la supervisión, era bastante joven aun y sabía que no debía dejar amedrentarme, todo lo contrario. Lo curioso era que los gerentes del entorno hacían gala del mismo estilo, con sus equipos de trabajo... incluso las secretarias adquirían consciente o inconscientemente la personalidad, el tono de voz y gestos del jefe.

Cuando los resultados no son buenos, en una organización, por lo general se asume la imperiosa necesidad de recurrir a la presencia de un "hombre fuerte", ese gran líder que las poblaciones de algunos países reclaman para poner orden. Ese que obliga a todos a aceptar sus decisiones sin dudas ni murmuraciones. Es probable que al inicio todo empiece a caminar como un reloj. Como menciona Alberoni en su libro "El arte de liderar", se terminen las discusiones, los retrasos, las ineficacias, pero luego de un tiempo, ese "gran jefe" que cree que todo lo puede hacer solo, termina por aislarse, pierde la confianza y contacto con su gente, haciendo que la empresa retroceda incluso por debajo del nivel en que la encontró. Las personas se desmotivan, pierden creatividad, y terminan por "ahogarse"en una profunda desmotivación.

Ser líder no significa pensar en todo, hacerlo todo, no es aquel que impone su voluntad en todos los campos, implica servir, transmitir el sentido de la misión, los valores. En cuanto a los estilos de liderazgo, no existe uno solo que funcione para toda ocasión, los estilos deben adecuarse a la situación por la que atraviesa la persona o el equipo. Es como conducir un auto de cinco velocidades y saber por el sonido del motor, en que momento hacer los cambios. Sería imposible hacer un largo viaje solo en una velocidad, ¿no lo creen?.

Volviendo al perfil del líder que describía en mi experiencia personal, se trataba de una persona, con mucho conocimiento técnico pero con pocas competencias para saber llegar a las personas. Encajaba perfecto con el "principio de Peter"cuando señala que una persona puede ascender de puesto hasta el límite de su incompetencia... algo así como "Perder un buen soldado y ganar un mal jefe". Mi jefe en ese entonces basaba su "liderazgo" en la potencia de su voz, en su gesto adusto. estaba muy lejos del liderazgo resonante de Daniel Goleman, en referencia al líder que sabe sintonizar las emociones de las personas y le da una dirección emocionalmente positiva. En este caso podría afirmar que se trataba de un liderazgo disonante (que no sabe empatizar, ni interpretar las emociones), el estilo que predominaba se parecía al "Timonel" que sustenta Goleman, cuando se refiere al líder que presiona por alcanzar altos niveles de excelencia, que se impacienta por el bajo rendimiento, a tal punto de querer resolver personalmente los problemas. Este estilo se complementa con el autoritario, aquel de "hazlo por que lo digo yo" que implica acatar ordenes sin condiciones e incurrir en amenazas de ser necesario. Se trata de líderes que no son capaces de delegar su autoridad. Este tipo de estilos podrían funcionar en empresas que recién inician operaciones y requieren de una persona "todo terreno" o cuando la empresa ingresa en un período de crisis por la caída de las ventas y requiere de un gran impulso... pero ¡hasta ahí no más!

En este viaje por el tiempo, también estuve bajo las ordenes de un líder paternalista, un estilo que puede ser tan negativo como el autoritario. Una de sus características es darle a la gente lo que no necesitan y cuando si requieren de su apoyo, se lo niegan. Son capaces de "delegan poder" a una persona del equipo, pero si ésta se equivoca, inmediatamente le retiran su confianza y prefieren hacerlo ellos mismos. Lo que ocasiona un estilo como este es que las personas no crezcan en la organización... algo así como tener un "ejercito de enanos"... y encima desmotivados.

No piensen que solo conocí lideres de este tipo, también tuve la suerte de trabajar con los "buenos" aquellos que tienen una visión clara, que saben transmitirla, sin acoso, creando un clima adecuado para la motivación y el aprendizaje, capaces de aplicar un estilo coaching, cercano, que ayude a identificar las fortalezas y debilidades, para integrarlas a las aspiraciones personales y profesionales de su gente.

Las organizaciones requieren contar con líderes capaces de cuidar los resultados pero también prestos para apoyar el desarrollo de su equipo de trabajo. Necesitan líderes que orienten los esfuerzos al logro de resultados en equipo pero cuidando los medios que emplean. Quienes llaman líderes a personajes como Hitler, olvidaron de leer la parte que describe el exterminio judío, los que leyeron alguna vez Robin Hood, olvidaron que robar un lápiz o un millón es malo. No han escuchado acaso a personas que se refieren a políticos justificando que roben...pero que hagan obras, se parecen ¿verdad?. Mejor recordar que existieron personas como Gandhi o la Madre Teresa de Calcuta, por citar algunos, que predicaron con el ejemplo, que nos enseñaron el verdadero rostro de la humildad, del servicio... ¡si eso!.. liderar sirviendo... la gran paradoja del liderazgo.

Todos estamos en capacidad de asumir un liderazgo, sea cual fuere la posición que ocupemos en la empresa o el rol que nos toque ejercer fuera de ella. Todos podemos influir en la persona más cercana para lograr verdaderos cambios y alcanzar los objetivos... no existen excusas para no asumir un liderazgo... una sugerencia, tratemos de empezar por liderar nuestra propia vida y luego ponerla al servicio de los demás.

Hasta la próxima!

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