Érathis

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Cuando el trabajo se convierte en una prisión (I)

Haciendo un repaso de las visitas que realizo frecuentemente a las empresas, encontré que uno de los temas más recurrentes es la desmotivación de los empleados. Esto no tendría que ser una novedad ¿Quién no se ha desmotivado más de una vez? Me quedé pensando mucho en ello; trataba de imaginar que sucede con las personas que pierden compromiso con su empresa, qué es lo que sucede cuando llevas algún tiempo soportando el humor inestable de tu jefe, la bromas crueles de tus compañeros, las políticas de "embudo" (lo ancho para ellos, lo angosto para mi) de la compañía.

En el libro de Lotfi El -Ghandouri, "El despido interior" el autor hace mención a aquella situación en la que sentimos que las cosas no van bien... cuando queremos que el tiempo transcurra rápido... "que sea viernes". Sin embargo tratamos que la vida continúe de manera normal y tratamos de escapar a la incómoda realidad. Nos hacemos preguntas como ¿Qué me está pasando? ¿Yo no soy así? ¿Cómo llegué a esta situación? Recuerdo en una de las empresas donde laboré, haber sentido algo parecido a esto. Lo usual es que ingreses motivado, con ilusiones de dar lo mejor, sin embargo, la suma de situaciones incongruentes, te lleva a disminuir las ganas que le pones al trabajo, tratas de darte ánimos y sin querer, te das cuenta que evades tus responsabilidades, quieres pasar desapercibido. Lotfi señala que esto es el inicio del "Despido Interior"

El despido interior, lo define como la consecuencia de un largo proceso de experiencias negativas, a tal punto que la brecha entre tus expectativas y la realidad, generan dolor, frustración, conflictos que de no ser manejadas a tiempo, puede repercutir negativamente en nuestras vidas. En esos casos, menciona, la persona decide postergar la toma de decisiones poniendo al frente mecanismos de defensa, con ello logra desviar su foco de atención hacía aspectos que le resulten más satisfactorios, rutinas que ayuden a mantener el control de su nivele de ansiedad, resguardándose en su zona de confort... es una resignación interna señala, es como trabajar con el "piloto automático", dejando de lado cualquier rezago de entusiasmo.

Hacía mención a mi experiencia, probablemente sea la de muchos. Recuerdo que todo iba bien al principio, hasta que empecé a ver el verdadero rostro del director, o mejor dicho uno de los rostros que no conocía. Mi proceso de despido interior se fue dando "en caída libre" trataba de mostrar ante los demás que todo marchaba bien, no obstante "la procesión iba por dentro" , intentaba llevar por delante un "escudo invisible" que durante nueve horas de trabajo me permitiera soportar situaciones, por cierto desagradable, con abuso de poder, con personas que se me acercaban diariamente para desfogar su desazón, por el trato recibido. Los que caen en este proceso, no deben ser juzgados como egoístas, desinteresados, que se aprovechan del sistema, menciona el autor.

Otras de las características de este proceso de Despido Interior, es que cuando sientes que la "gota colmó el vaso" y estás a punto de tomar una decisión, surgen en tu mente justificaciones como: "No puedo hacer esto, tengo más de 40 años, quien me va a recibir en otra empresa" o "Tengo hijos que mantener"... lo cierto que estas expresiones se convierten en freno para dejar tanta injusticia e incomodidad.

Las fases del Despido Interior

El Libro explica que existen cuatro fases, que van en caída, en escalera:

  • La entrega: Cuando ingresas a trabajar estás dispuesto a dar el máximo, sin embargo, luego de los primeros días laborales, te enfrentas a un riesgo de caída.
  • El compromiso: Nos limitamos a cumplir lo que dice el contrato, al haber sentido que no se valora nuestra esfuerzo.
  • La participación: En este nivel caemos en la rutina, hacemos lo que nos solicitan, prevalece la reactividad.
  • La retirada: Nos retiramos, nos rebelamos, para "castigar" de esta forma a la empresa. Nos convertimos en víctimas de la situación.
  • La resignación: Sentimos que las cosas no van a cambiar, "Mi jefe será así toda la vida", entramos en una etapa de desilusión, no obstante preferimos mantenernos en la zona de confort, porque el panorama externo, no parece mejor que el que tenemos.
Se trata de un tema que da para mucho más. En este primer artículo, estoy seguro que el lector ha hecho un repaso inevitable por su línea de vida laboral. Los conceptos básicos y situaciones planteadas le ayudará tener una idea más clara de la manera en que, inconscientemente, vamos entrando en una especie de prisión interior, con la cual conviviremos durante el tiempo que nos impongamos como sentencia. En el próximo artículo vamos a mostrarle como si es posible salir de ella, el autor lo denomina como "el rescate" donde haremos una explicación de como pasar del despido interior al despertar interior y a partir de ello, mediante el esfuerzo personal, darle alcances de como salir de dicha" prisión."

Hasta el próximo artículo!

viernes, 10 de septiembre de 2010

La comunicación entre el hombre y la mujer... dos mundos diferentes

No podrán negar que la comunicación es vital en cualquier relación y la descomunicación sigue siendo motivo de conflictos en cualquier escenario, llámese trabajo, hogar, la calle... Se dice que de cada diez problemas nueve se generan por una mala comunicación. Revisando el libro de Allan y Barbara Pease "Porque los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas", recordé muchas de las situaciones típicas que se producen en una relación interpersonal y sobre todo entre un hombre y una mujer.

Veamos algunos casos. Cuando una mujer requiere ir a los servicios, por lo general suele buscar la compañía otras mujeres, en ese momento los lavabos pueden convertirse en sala de reuniones sociales o centro de prensa. En el caso del hombre, acude generalmente por una sola razón; difícilmente pide que lo acompañen, ya que podría prestarse a malas interpretaciones. Otra característica es que los hombres se apoderan del control remoto del TV, podría afirmar que se ha convertido ya en una extremidad más de su cuerpo, mientras que para las mujeres puede resultar lo mismo ver la publicidad. Las mujeres critican en los hombres su falta de afecto, su poca comunicación para expresar lo que sienten por ellas. Por su parte los hombres critican la forma de conducir en las mujeres, su falta de orientación en las calles; por hablar demasiado y no ir al "punto". Se dice que una mujer puede encontrar rápidamente las llaves de la casa pero puede tardar una "eternidad" para encontrar el camino corto para llegar a destino.

Algo que he aprendido con los años de matrimonio es que las esposas solo desean que las escuchen, no esperan necesariamente soluciones a sus problemas, porque ya las tienen. Lamentablemente, para ellas, los hombres, somos solucionadores de problemas por excelencia y llevamos "de fabrica" un esquema lineal: problema - solución, causa - efecto. Por ejemplo cuando la esposa te dice "no sé que vestido ponerme para la fiesta del sábado", téngalo por seguro que ella ya escogió el vestido se pondrá.

Cuando llevo a mi esposa al trabajo por las mañanas, el trayecto se convierte en una suerte de terapia móvil, pero aunque no lo crean, en un trayecto de 40 minutos, solo pronuncio a lo sumo cinco palabras. Es ella la que habla mientras que yo solo asiento o muevo la cabeza en señal de respuesta. Sin embargo no puedo negar que eso la hace feliz... y yo me siento muy bien.

Allan y Barba Pease comentan que los hombres se quedan sorprendidos de la capacidad que tienen las mujeres para entrar a una sala llena de gente y poder comentar acerca de cada uno de los invitados rápidamente. Siempre me ha llamado la atención la visión periférica que ellas tienen, para ver lo que nosotros no podemos ver, como si tuvieran "ojos en la nuca". Igualmente se sorprenden que una mujer no pueda ver la luz roja intermitente del aceite en el tablero de control del auto. Una de las situaciones que genera siempre un comentario en mi esposa es cuando logro estacionar en paralelo... por lo general dice:"¿como puedes hacer eso?... que envidia¡"

Un acto considerado de debilidad, para los hombres se produce generalmente, cuando no encuentran la dirección de una calle y deben pedir ayuda a una persona que camina por ahí, de ordinario, seguirán dando vueltas, diciendo frases como: "Creo que es por acá... ya estamos cerca". Si le ocurriera a una mujer es probable que le pregunte a la primera personas que encuentre.

Otra de las situaciones frecuentes que nos diferencian es por ejemplo, cuando los hombres queremos encontrar un par de medias en el cajón o sacar la mantequilla del refrigerador, lo más probable es que no paremos hasta llamar a nuestras esposas para preguntarle "¿Dónde la escondiste?, acto seguido llega ella mira rápidamente y toma el objeto como si tuviera en frente una máquina detectora, de esas que se usan en los aeropuertos.

Se han realizado una serie de investigaciones que tienen su raíz en la época de las cavernas. Los hombres y mujeres desempeñaban tareas distintas. Mientras que ellos cazaban, ellas recolectaban. Los hombres tenían que proteger a la familia y las mujeres se dedicaban a criar a los hijos. Como consecuencia de estas actividades ambos desarrollaron sus cuerpos y cerebros, de manera distinta. Hoy queda más claro que ambos sexos piensan y creen de manera diferente. ello se debe, en muchos casos, a sus percepciones, prioridades y conductas, señalan los esposos Pease.

Cuando un hombre regresa del trabajo, cansado, es común que la esposa le haga preguntas sobre como le fue en el día, la respuesta casi siempre es monosílaba... "Bien o mal". Por el contrario la mujer es capaz de contar todo su día a "colores y en varios idiomas" Otro hecho común se da cuando la esposa te pide ir de compras... en ese momento al esposo le empiezan a temblar las piernas y a sudar frió... a lo mejor te dijo que solo quería comprar un gancho y termina llenando el carro... realmente esa si es una prueba de amor . Seguro le habrá pasado que pasa por una tienda de ropa y su esposa le dice: ¡Qué lindo vestido! y sin inmutarse usted le ha respondido... Sí ¿verdad? ahora sigamos caminando o tal vez la clásica escena: Mi amor ¿tu crees que me veo gorda?... esa pregunta suele ser comprometedora... y ¿Qué creen que espera la esposa como respuesta? ¡No mi cielo, estás hermosa y esbelta!, lamentablemente se escuchan respuestas como: bueno... sí estás subida de peso... mejor deja de comer pan y haz ejercicio... ya se imaginan lo que viene luego.

Los cambios vertiginosos producidos en los últimos años, en el mundo, han ocasionado que los hombres y las mujeres asuman roles diferentes al que tuvieron sus padres probablemente. Hoy ambos deben trabajar, llegar a casa y seguir con las tareas domésticas. Personalmente debo decir que tuve que aprender a trabajar en equipo en la casa, colaborar con mi esposa para tener más tiempo juntos. La responsabilidad de la crianza de los hijos debe ser compartida, por la salud de todos. Los hijos reclaman la atención de ambos... ya no hay escusas.

Es importante aceptar que somos diferentes y no me refiero a que uno sea mejor que el otro. Hombres y mujeres tenemos características particulares y es necesario conocerlas, para tener una mejor relación, ya sea en el trabajo o en la casa. Para terminar cierro con esta sabia frase: ¡Que sería de nosotros sin ellas...!

Hasta la próxima!

(visite nuestro nuevo blog en: www.blog.erathis.com)